martes, 23 de mayo de 2017

Cacao



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En las tierras cálidas y húmedas de América crece un árbol: el cacao.

El hombre supo pronto cómo extraer de sus semillas un sabor divino, cuyos aromas se encuentran allí donde confluyen los cuatro vientos.
El chocolate tiene la fuerza acre del huracán y, con los ojos cerrados, también es la caricia de una brisa matinal. Helado, fustiga, sacude como un viento del Norte pero, en un instante, puede convertirse, para reconfortarnos, en la más leve corriente de aire cálido del Sur.


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