viernes, 27 de abril de 2018
martes, 24 de abril de 2018
La leyenda del Puente del beso/ Luarca
LA LEYENDA DEL PUENTE DEL BESO
En la Edad Media nuestros mares cantábricos estaban poblados de una serie de flotas de piratas, estas tenían atemorizados a todos los pueblos costeros. Los piratas tenían un gran desparpajo y habilidad para burlar cualquier tipo de persecución real y parecía que serian invencibles. El principal pirata que dirigía todas las operaciones era un moro llamado Cambaral. Era conocido por su crueldad extrema, tomaba las naves, robaba las pertenencias, torturaba, mataba y raptaba a bellas doncellas para comerciar con ellas.
En vista de que parecía imposible su captura, el señor de la fortaleza de Luarca, decidió hacerle una emboscada haciéndose pasar por pescadores, saliendo a esperarlos a la mar y confiando en que en cuanto los piratas los vieran intentarían asaltarlos. Tuvieron suerte y cayeron en la trampa. Los piratas no conociendo la trama, picaron el anzuelo y se encontraron con decenas de personas perfectamente armados y preparados para el ataque.
De ésta acción, Cambaral fue hecho prisionero y conducido a la fortaleza de la Atalaya, allí fue encerrado en las mazmorras. Mientras celebraban la victoria, la hija del señor, una bella joven, de muy buen corazón, pidió permiso para poder entrar a curarle las heridas, y una vez dentro de la mazmorra, mientras le curaba, sintieron el poderoso influjo del amor, que día tras día iba creciendo.
Decidieron fugarse, así que mientras que su padre estaba durmiendo, se reunieron y fueron hacia el puerto desde la fortaleza, pero en el último momento, el señor de la fortaleza, los sorprendió en el puerto. Ellos viendo imposible su posibilidad de escapar, se abrazaron y se besaron como si fuera su último beso. El señor de la fortaleza, incapaz de soportar esa traición, sacó una afilada espada y les cortó de un solo tajo las cabezas, ambas cayeron al agua del puerto, mientras sus cuerpos se quedaron fuertemente abrazados. Tiempo después en ese mismo lugar se levantó el Puente del Beso y el barrio de pescadores de Luarca lleva el nombre de Cambaral en memoria de esta leyenda.
Puente del beso
Leyenda de La Searila
Puente del beso
Leyenda de La Searila
lunes, 23 de abril de 2018
Borges y los libros
Borges El libro
De los diversos
instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son
extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su
vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones
de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la
memoria y de la imaginación.
En César y Cleopatra de Shaw, cuando se habla de la
biblioteca de Alejandría se dice que es la memoria de la humanidad. Eso es el
libro y es algo más también, la imaginación. Porque, ¿qué es nuestro pasado
sino una serie de sueños? ¿Qué diferencia puede haber entre recordar sueños y
recordar el pasado? Esa es la función que realiza el libro.
Sobre el libro han
escrito de un modo tan brillante tantos escritores. Yo quiero referirme a unos
pocos. Primero me referiré a Montaigne, que dedica uno de sus ensayos al libro.
En ese ensayo hay una frase memorable: No
hago nada sin alegría. Montaigne apunta a que el concepto de lectura
obligatoria es un concepto falso. Dice que si él encuentra un pasaje difícil en
un libro, lo deja; porque ve en la lectura una forma de felicidad.
Recuerdo que hace
muchos años se realizó una encuesta sobre qué es la pintura. Le preguntaron a
mi hermana Norah y contestó que la pintura es el arte de dar alegría con formas
y colores. Yo diría que la literatura es también una forma de la alegría. Si
leemos algo con dificultad, el autor ha fracasado.
Resumen
Opinión
“El libro es el
instrumento más asombroso”
¿Qué importancia real
tienen para ti los libros?
¿Debe la lectura ser
obligatoria?
Microrrelato
domingo, 8 de abril de 2018
Ciberacoso
ciberacoso
video
Faisedad en la red
Cuando el infierno sigue fuera del aula: “Ahora no hay escapatoria para las víctimas”
Los casos de ciberacoso a menores en España aumentan un 65% y suman ya más de 6.500 en el último lustro
Madrid
Ana se enfrentó al infierno cuando solo tenía 12 años. Primero, en forma de insultos y empujones en clase. Después, a través de toda una campaña de acoso liderada por una de sus compañeras del colegio de Pamplona donde estudiaba. "Puta asquerosa. Eres una fácil. Eres una guarra", le gritaba una chica en la escuela. "Muérete, no quiero ni que respires el mismo aire", le decía, mientras instaba a otros alumnos a emular una cacería que duró casi cuatro años. En ese tiempo, los episodios humillantes se sucedieron: como cuando le sacaron de la mochila la ropa de educación física y empezaron a tirarla al aire mientras exclamaban: "¡Cuidado, que el virus se contagia!"; o como cuando impedían que otros chavales se le acercaran en el patio para que estuviera siempre sola. Un martirio de burlas constante que no acababa cuando dejaba atrás las aulas. Seguía en casa. A través de las redes sociales.
El ciberacoso a menores detectado en España ha aumentado un 65% en el último lustro. De los 824 casos de todo 2012 se ha pasado a los 1.364 registrados entre enero y octubre de 2017, según los datos recogidos en el Sistema Estadístico de Criminalidad del Ministerio del Interior y facilitados en una respuesta parlamentaria al PSOE. En total, el Gobierno ha contabilizado casi 6.500 victimizaciones en los últimos cinco años. "Los niños tienen acceso, cada vez antes, a unas armas muy potentes y a un mundo sin reglas como es Internet", subraya Carmena del Moral, analista jurídica de Save the Children, que alerta de que la dimensión del problema es mayor que lo que reflejan las cifras oficiales.
"Una gran parte de casos no se denuncian y quedan ocultos", continúa la técnica de la ONG, que en 2016 publicó un estudio —elaborado con los testimonios de 21.500 jóvenes de 12 a 16 años— que concluía que el 6,9% de los chavales admite haber sufrido un episodio de ciberacoso. "La extrapolación de los datos implica que unos 82.000 menores estarían padeciéndolo", añade Del Moral sobre un informe que también detalla que un 4,2% de las víctimas cree que le atacaban por su orientación sexual; un 5% por su color de piel, cultura o religión; y un 16% por sus características físicas.
A través del WhatsApp, de los foros en Internet, de las redes sociales, del e-mail… Las herramientas usadas por los ciberacosadores se multiplican a medida que su uso se populariza entre los adolescentes. Y el móvil se ha convertido en su aliado más perverso. Según el informe Sociedad digital en España 2017, un 86% de los jóvenes de entre 15 y 24 años posee un móvil y lo usa como dispositivo de referencia para mensajería instantánea (81,7%) y acceso a redes sociales (77,5%). "En comparación con el acoso tradicional, en el que los niños se encontraban en un entorno seguro cuando volvían a casa, ahora nos enfrentamos a un fenómeno que se sufre las 24 horas del día y los siete días de la semana. Ahora no hay escapatoria para las víctimas", sentencia la analista de Save the Children.
Fue el caso de Arancha, una menor de 16 años que se suicidó en 2015 en Usera (Madrid). "Guarra, ¿qué dices de mí? Voy a ir a pegarte con mis primas. Me cago en tus muertos. Me vas a dar 50 euros o voy a ir con mis primas y más gente a pegarte", rezaba el mensaje que recibió de uno de sus acosadores en el teléfono. Uno de los muchos textos amenazantes y audios que acumuló. "El móvil es la herramienta más habitual para acosar telemáticamente y, dentro de este medio, el WhatsApp es la aplicación más utilizada: afecta al 81% de las víctimas", advierte otro estudio de la Fundación Anar. Según este documento, el bullying a través de otras redes sociales se produce en el 36,2% de los casos. Y el fenómeno se encuentra en pleno auge.
"Los supuestos de acoso se suceden, más aún si cabe que en las aulas, fuera de ellas", resalta la última memoria de la Fiscalía General del Estado, que muestra su preocupación ante el avance del problema: "Responde a que el inicio en las nuevas tecnologías se produce a edades cada vez más tempranas", recalca el documento del ministerio público, donde ya se alerta del archivo judicial de muchos casos porque los autores no superan los 14 años, la edad mínima penal.
Violencia machista
Pero el ciberacoso a menores no se limita al entorno escolar. Los investigadores resaltan que ha proliferado en las relaciones sentimentales entre adolescentes, vinculado al control de la pareja y a la violencia machista. "Los casos que más se repiten en las sesiones con estudiantes de la ESO son los de personas desconocidas con perfiles falsos que comienzan a acosar a los menores pidiendo fotos íntimas", apostilla Diego Lucena, coordinador de un proyecto de prevención del ciberbullying en 10 institutos y 18 colegios de la comunidad de Madrid, en colaboración con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).
Ana (nombre ficticio) no aguantó más y en 2016 dejó de ir a la escuela. Antes, el centro no había detectado nada. Pero el daño ya estaba hecho. Los insultos y ataques de sus compañeros le provocaron ansiedad y depresión. Necesitó tratamiento psicológico y farmacológico, según consta en la sentencia que condenó a su acosadora a 14 meses de libertad vigilada y le impuso una orden de alejamiento de 300 metros. Esta vez, la víctima denunció.
Cada vez hay más
ciberacoso entre adolescentes e internet muestra su cara
peligrosa.
Está relacionado con el uso masivo del móvil y las redes
sociales por parte de los jóvenes. Antes el acoso era menos peligroso, en cambio hoy con internet no da tregua.
No solo hay acoso en las aulas, también fuera, aprovechando
las identidades falsas