u cuento. Un barco en las entrañas
Perdimos nuestro camino en el mar durante unos cuantos días, porque la
brújula se rompió y no volvió a funcionar. Después de unos días, rodeó nuestro barco un grupo de peces grandes, compuesto de
tiburones salvajes y de otros tipos de peces de los que no conocíamos su nombre.
Entonces, nuestro barco chocó con una
ballena gigante, de una medida increíble. Era tan grande, que cuando estábamos junto a su cabeza, ni siquiera alcanzamos a ver su cola. En ese momento, la ballena abrió su boca para alimentarse, y entonces el agua del mar entró como un río dentro de ella, y con el agua, entramos nosotros también… No podéis imaginar el miedo que tenían los
marineros, y yo también… Casi me muero de miedo, aunque era el
capitán y el más fuerte de todos los hombres del barco.
En el interior de la ballena vimos lo increíble. Había un silencio absoluto y las aguas estaban muy tranquilas, como las aguas de un puerto. Encontramos muchos barcos antiguos que la ballena se
había tragado hacía mucho tiempo. La oscuridad era total. No había ni sol, ni luna, ni estrellas, porque la ballena abría la boca solo dos veces al día para alimentarse. Cada vez que lo hacía, entraba tal cantidad de agua que nuestro barco se movía como una
pluma en el aire. Pero, entre una y otra ración que tomaba la ballena, su estómago se vaciaba completamente de agua.
Mis marineros y yo esperamos a uno de esos momentos en los que el estómago de la ballena no tuviera agua. Entonces decidimos bajar del barco y pasear un poco. Encontramos a muchos marineros de distintas razas y países: Suecia, Inglaterra, Brasil... En total, cerca de 10 000 marineros vivían en el
vientre de la ballena desde hacía mucho tiempo. Yo les dije que debíamos juntarnos para encontrar una solución y salir de aquella
cárcel. Ellos me eligieron como
líder del grupo. Empezamos la primera reunión enseguida, pero entonces comenzó la ballena a beber agua y tuvimos que correr cada uno para
refugiarnos en nuestros barcos.
En la segunda reunión les dije que con
tablones de madera podíamos construir dos
muros muy largos para colocarlos en la boca de la ballena, de forma que cuando la ballena abriera la boca, ya no la pudiera volver a cerrar. Inmediatamente, 200 de los marineros más fuertes
se pusieron manos a la obra.
Cuando tuvimos ya construidos los dos muros, pusimos en marcha nuestro plan. Acercamos estos soportes a la boca de la ballena y los
encajamos entre sus dientes. Así la ballena ya no pudo cerrar su boca y nosotros pudimos salir. Los barcos comenzaron entonces a volver a la mar. Eran 75
navíos en total. ¿Podéis imaginar las dimensiones que tenía la ballena?
Dejamos los tablones de madera puestos en la boca de la ballena. De esta manera, aunque entrara algún barco, podría salir sin demasiados problemas.
Nosotros ya navegamos hacia la libertad. Sin embargo, nos sorprendimos al ver que el mar donde estábamos no era uno de los
siete mares. Era un mar cerrado que no comunicaba con ningún otro. ¿Cómo era posible?
La única persona que intentó explicar el enigma de cómo habíamos llegado hasta allí fue un científico de tres piernas que venía del lugar de donde se hace el queso holandés. He aquí la explicación que nos dio: la ballena dentro de la cual estuvimos llegó al mar que no formaba parte de los siete mares a través de un
túnelacuático y
subterráneo que los hombres tardarán todavía muchos años en descubrir y del que ni siquiera yo recuerdo cómo salimos nosotros.
Al final, cuando volví a mi tierra decidí que no viajaría nunca más, porque la última aventura había sido muy dura. Había llegado el momento de llevar una vida tranquila como la de toda la gente y de contar mis aventuras a mis amigos y a todos aquellos que me quisieran escuchar.
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