martes, 18 de octubre de 2016

Un niño de 12 años Resumen/comentario




12 años

En Elpaís

El niño de 12 años que se gastó 100.000 euros en YouTube

Un menor alicantino contrata publicidad al intentar ganar dinero con su canal de YouTube. La historia muestra el riesgo de aceptar sin leer las condiciones de un servicio en Internet



Un niño delante de un ordenador. GETTY EL PAÍS VÍDEO


Como muchos chavales de su edad, José Javier, un estudiante de primero de la ESO de 12 años que vive en la localidad alicantina de Torrevieja, soñaba con emular a algunos de sus ídolos digitales y hacerse rico y famoso como youtuber. Pero cometió un error y lo que él creía que le iba a servir para cobrar por anuncios que aparecerían asociados con sus vídeos en realidad eran órdenes de inserción de publicidad en estos vídeos que le estaban costando dinero. Google le ha reclamado en torno a 100.000 euros por publicitarse a través de su aplicación Google Adwords.
Después del revuelo causado con este caso, Google envió a primera hora de la tarde (en España) este comunicado: "Hemos analizado este caso y no hemos recibido dinero por parte de este usuario. Vamos a proceder a cancelar el saldo pendiente de AdWords. Muchos servicios online, incluyendo Google AdWords,tienen restricciones de uso por edad. Sabemos lo importante que es mantener el entorno de la familia seguro en Internet por eso los padres pueden encontrar información sobre cómo hacerlo en el Centro de Seguridad Familiar de Google".

Un menor no está capacitado para contratar ningún servicio por cuenta propia

"Yo no sabía dónde se había metido mi hijo", ha explicado hoy a El PAÍS su madre, Inma Quesada. Según su relato, todo comenzó a mediados de agosto, cuando el chico contrató por error un servicio de la multinacional dedicada a dar publicidad y posicionar vídeos y webs de internautas en la red.
Tanto él como otro amigo que le acompañaba en esta aventura online pensaban que habían contratado otro producto y que iban a percibir dinero por la publicidad que generaran sus vídeos. Él toca en una banda de música de Torrevieja llamada Los Salerosos y solía colgar grabaciones de sus actuaciones en Youtube. "Pensaba que estaba ganando dinero y no al revés", relata su madre "y quería comprar instrumentos para la banda y cosas así, aunque a su amigo también le dijo que si se hacían ricos tendría una mansión".
José Javier facilitó un número de cuenta propio que su familia le había abierto para ahorrar y que se pagara en el futuro, entre otras cosas, "el carné de conducir".


Como denuncia la madre, la compañía solo pidió a su hijo que facilitara una cuenta bancaria y su nombre para contratar el producto. Nada más. A principios de septiembre comenzaron a llegar los cargos de Google, que fueron subiendo exponencialmente de unos 15 euros, al inicio, hasta alcanzar 19.700.
La cuenta, con 2.000 euros de saldo, ya estaba en números rojos. Una llamada del banco alertó a los padres, que la bloquearon de inmediato y devolvieron los recibos anteriores. Eso no impidió que la multinacional tratara de cargar de nuevo en ella otros 78.000 euros. La familia tiene tres hijos a su cargo, Quesada está en paro y su marido es vendedor ambulante.
Quesada ha asegurado desconocer cómo pudo su hijo generar esos costes en menos de un mes, máxime cuando había estado "castigado durante un tiempo sin ordenador". Fue un informático el que examinó el aparato y descubrió el servicio contratado por error por el chaval.

Google ha procedido a cancelar el saldo pendiente del usuario

"Mi hijo no sabía lo que hacía. Ahora se ha hecho el más famoso del instituto y su madre sale en televisión. Yo le digo si sabe las consecuencias que puede acarrear lo que ha hecho, pero parece que no se da cuenta, cree que no va a pasar nada. Nosotros somos más realistas", apunta Quesada. Los padres del niño habían puesto el caso en manos de un abogado, aunque la reacción de Google indica que no será necesario.

Los peligrosos 'términos y condiciones'

Este asunto saca a la luz una vez más el descontrol que hay a la hora de contratar servicios a través de Internet y deja muy claro cuán cierto es aquello de que la mayor mentira en la red es lo de que alguien se ha leído los términos y condiciones de uso de un servicio al darse de alta, justo por delante de la afirmación de que uno es mayor de edad cuando no lo es.
Las dos cosas se aplican en este caso. Víctor Salgado, socio del bufete especializado en derecho informático Pintos & Salgado Abogados, indica es que un menor no está capacitado para contratar ningún servicio por cuenta propia y que, en todo caso, hacerlo requeriría la intervención de sus padres o tutor legal para ello, así que, en principio, el acuerdo suscrito por el menor y Google es un contrato nulo de pleno derecho. Claro que esto también depende de si se demuestra que los padres autorizaron dicha contratación proporcionando al menor los datos de la cuenta bancaria.
Usar Internet abre un mundo de posibilidades a cualquier adolescente, pero siempre es necesario que ese uso sea con una cierta supervisión adulta; los supuestos nativos digitales no existen.

El niño de 12 años que se gastó 100.000 euros en YouTube  Resultado de imagen de niño youtuber


      Como muchos chavales de su edad, José Javier, un estudiante de primero de la ESO de 12 años que vive en la localidad alicantina de Torrevieja, soñaba con emular a algunos de sus ídolos digitales y hacerse rico y famoso como youtuber. Pero cometió un error y lo que él creía que le iba a servir para cobrar por anuncios que aparecerían asociados con sus vídeos en realidad eran órdenes de inserción de publicidad en estos vídeos que le estaban costando dinero. Google le ha reclamado en torno a 100.000 euros por publicitarse a través de su aplicación Google Adwords.
Después del revuelo causado con este caso, Google envió a primera hora de la tarde (en España) un comunicado cancelando la deuda".

          "Yo no sabía dónde se había metido mi hijo", ha explicado hoy a El PAÍS su madre, Inma Quesada. Según su relato, todo comenzó a mediados de agosto, cuando el chico contrató por error un servicio de la multinacional dedicada a dar publicidad y posicionar vídeos y webs de internautas en la red.
Tanto él como otro amigo que le acompañaba en esta aventura online pensaban que habían contratado otro producto y que iban a percibir dinero por la publicidad que generaran sus vídeos. Él toca en una banda de música de Torrevieja llamada Los Salerosos y solía colgar grabaciones de sus actuaciones en Youtube. "Pensaba que estaba ganando dinero y no al revés", relata su madre "y quería comprar instrumentos para la banda y cosas así, aunque a su amigo también le dijo que si se hacían ricos tendría una mansión".
José Javier facilitó un número de cuenta propio que su familia le había abierto para ahorrar y que se pagara en el futuro, entre otras cosas, "el carné de conducir".
Como denuncia la madre, la compañía solo pidió a su hijo que facilitara una cuenta bancaria y su nombre para contratar el producto. Nada más. A principios de septiembre comenzaron a llegar los cargos de Google, que fueron subiendo exponencialmente de unos 15 euros, al inicio, hasta alcanzar 19.700.
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"Mi hijo no sabía lo que hacía. Ahora se ha hecho el más famoso del instituto y su madre sale en televisión. Yo le digo si sabe las consecuencias que puede acarrear lo que ha hecho, pero parece que no se da cuenta, cree que no va a pasar nada. Nosotros somos más realistas", apunta Quesada. Los padres del niño habían puesto el caso en manos de un abogado, aunque la reacción de Google indica que no será necesario.
       Este asunto saca a la luz una vez más el descontrol que hay a la hora de contratar servicios a través de Internet y deja muy claro cuán cierto es aquello de que la mayor mentira en la red es lo de que alguien se ha leído los términos y condiciones de uso de un servicio al darse de alta, justo por delante de la afirmación de que uno es mayor de edad cuando no lo es.
Las dos cosas se aplican en este caso. Víctor Salgado, socio del bufete especializado en derecho informático Pintos & Salgado Abogados, indica  que un menor no está capacitado para contratar ningún servicio por cuenta propia y que, en todo caso, hacerlo requeriría la intervención de sus padres o tutor legal para ello, así que, en principio, el acuerdo suscrito por el menor y Google es un contrato nulo de pleno derecho. Claro que esto también depende de si se demuestra que los padres autorizaron dicha contratación proporcionando al menor los datos de la cuenta bancaria.
Usar Internet abre un mundo de posibilidades a cualquier adolescente, pero siempre es necesario que ese uso sea con una cierta supervisión adulta; los supuestos nativos digitales no existen



Significado de

Youtuber

Aventura online


Red

Analiza morfológicamente la frase

los     supuestos    nativos    digitales      no       existen




Explica el sentido de la frase de arriba







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jueves, 13 de octubre de 2016

La mecánica del corazón

La mecánica del corazón libro  leer aquí

LA MECÁNICA DEL CORAZÓNLA NOVELA La mecánica del corazón es un libro escrito por el escritor, cantante y músico francés Mathias Malzieu y publicado el 25 de septiembre de 2009 por la editorial Mondadori. 

LA PELÍCULA: “La Mecánica del Corazón” ha sido producida por EuropaCorp y France 3 Cinéma, dirigida por Mathias Malzieu y Stéphane Berla, quién también realizó varios vídeos musicales de Dionysos. Para dar vida a los personajes han contado con la ilustradora italiana Nicoletta Ceccoli.

LA MÚSICA: “La Mecánica del Corazón” es también el sexto álbum de la banda francesa Dionysos, uno de los grupos de pop más importantes de Francia, liderado por Mathias Malzieu




En la noche más fría del siglo XIX, nace en Edimburgo, Jack, el frágil hijo de una prostituta. El bebé nace con un corazón débil y para salvarlo le colocan un reloj de madera al que habrá de dar cuerda toda su vida. La prótesis funciona y Jack sobrevive, pero 


Primero, no toques las agujas de tu corazón.
 Segundo, domina tu cólera. 
Tercero y más importante, no te enamores jamás de los jamases.
 Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo.

martes, 11 de octubre de 2016

Bruno Mars



Autores: Sergio, Juan y Kevin  

lunes, 10 de octubre de 2016

Presentaciones



Aurores: María, Gabriela, LLara y Diego


jueves, 6 de octubre de 2016

La expresión oral

La expresión oral

El discurso

Para comprender la importancia que tiene el contenido del discurso para que cumpla su función de comunicar conocimientos y contribuir a la formación del público oyente, nos remitiremos al juramento hipocrático para el orador:


Juro, en el nombre de Dios y de mi propia conciencia que nunca hablaré en público sin tomar en serio mi deber hacia el público. Fijaré bien mi objetivo para hablar, de manera que pueda aportarle a mi público ideas nuevas y valiosas.

Prepararé mi discurso de tal manera que se comprenderán mis ideas sin dificultad. También juro que presentaré mi discurso pensando en el bienestar de mi público. Hablaré con suficiente fuerza y claridad para que no tengan que esforzarse en escucharme. Cuidaré que mis gestos y movimientos refuercen mis ideas. 

Cuidaré de no usar muletillas, como “o sea”, “este”, “¿verdad?” y otros, que distorsionan el significado de mi mensaje. En vez de éstas, aprenderé a usar eficazmente las pausas, para dar énfasis a las ideas que quiero destacar.

Presentaré mis ideas con tal sinceridad, convicción y consideración para mi público, que nadie dejará mi conferencia sin llevar algún provecho.

La credibilidad

El fin del discurso es lograr que el público estime, crea, piense y dé la razón al orador. La honestidad, el conocimiento y el dinamismo son la clave para conseguir este objetivo.

El orador debe ser honesto consigo mismo y con su público. El conocimiento se refiere a la competencia y nivel de experiencia que el orador tiene sobre el tema. Un orador que es reconocido como experto en la materia, puede esperar más aceptación de su mensaje que otro que no goza de este reconocimiento. El dinamismo se refiere a la cualidad mediante la cual el orador es percibido por el público como una persona activa, franca y valiosa.

La eficacia

La eficacia se refiere a las habilidades personales y el conocimiento técnico. Entre las primeras están las destrezas para canalizar los nerviosismos, la capacidad de relajarse moderadamente, el comprometerse con las ideas y el cultivar una actitud receptiva. El conocimiento técnico incluye el manejo de la comunicación verbal y no verbal: (voz, tono, pausa, postura, gestos) la selección del tema, la preparación del mensaje, la oratoria o exposición.


La integridad

El comportamiento del orador debe testimoniar su mensaje, de lo contrario sus acciones desmentirán sus palabras. El auditorio descubre muy fácilmente cuando el orador tiene intenciones turbias o propósitos ocultos. De ahí que la solvencia moral necesariamente debe acompañar a la intelectual para no convertirse en “huecas filosofías”.





El manejo de la voz

Para que la voz se convierta en el medio efectivo de comunicar las ideas del orador, debe considerar los siguientes aspectos:

-La entonación: Es semejante a las cuerdas de un violón: en la medida que se tensan resulta más alta la entonación y cuando se las aflojan, se hace más baja.

-El volumen: No muy fuerte ni muy suave, sino el adecuado para el auditorio.

-La velocidad: Requiere variedad para evitar la monotonía.

-El timbre: Tratar de que resulte lo más agradable posible: suave cuando la situación lo requiere o enérgico si hace falta.

Malos hábitos de la expresión no verbal

En un discurso comunicamos no solamente con las palabras, sino con la postura, la mirada, los movimientos, los gestos, etc. Por eso es importante evitar algunos malos hábitos, tan comunes en oradores inexpertos como en grandes locutores.

-La actitud nerviosa: Cuando el orador está nervioso, contagia a su auditorio. Algunas manifestaciones de nerviosismo son: caminar de un lado a otro, jugar con las manos u objetos, mover los brazos, cruzar las piernas, balancearse, etc.

-La inmovilidad: Quedarse quieto resta interés en el público. Da la impresión de que el orador habla sólo por hablar, de que no está convencido de lo que dice y que lo hace memorísticamente.

-La exageración de los gestos: Todos tenemos algún gesto predilecto, pero hay que cuidar que se corresponda a lo que se dice. Por ejemplo, mover la cabeza sólo por moverla, no cumple ningún cometido y sólo distrae.

-La relajación exagerada: El orador debe tener presente que está ante la mirada de un público numeroso, presto para la crítica; por lo tanto, tiene que tratar de mostrarse firme y no dar una apariencia apática y débil.

-Los movimientos no integrados: Decir una cosa, reforzarla con un gesto y contradecirla con otro crea una distorsión del mensaje. Por ejemplo, decir que fumar es malo sonriendo y negando con la cabeza.

-Los tips nerviosos: Son innumerables, especialmente en los músculos faciales: mover los labios, guiñar los ojos, mover la nariz, etc. Se interpreta como duda, sorpresa o estrés intenso.