Bautizada como la niña más guapa del mundo, la modelo infantil Kristina Pimenova (Moscú, 2005) no ha podido subirse hoy a
la pasarela catalana 080 por un problema burocrático. Pimenova era una de las modelos para el desfile de la marca infantil catalana Cóndor. La niña, que trabaja en el sector desde los tres años, ha visto la colección sentada en la primera fila del Museo Marítimo de Barcelona.
"De los 300 permisos que se necesitan para hacer algo en esta país, le ha faltado uno", explicaba este mediodía el gerente de Comercio de la Generalitat y máximo responsable de la organización del 080, Miquel Rodríguez. "No estaba todo el papeleo. Todos los menores tienen que estar dados de alta y con todos los permisos".Rodríguez ha contado que en el caso de Pimenova simplemente ha "fallado un documento. Ella trabaja en la moda como tantos otros niños lo hacen en el cine o en el teatro". Aunque no ha desfilado, la niña de 9 años ha posado para los fotógrafos pero se ha negado a contestar ninguna pregunta.
Cóndor es una firma nacida en 1989 y conocida por sus calcetines. Desde hace ocho años participa en el 080 con colecciones de moda infantil para niños de hasta 12 años. La presencia de Pimenova y su no desfile ha despertado interés en los pasillos de la pasarela. "La moda ya no interesa. Solo importa la polémica", se lamentaba un diseñador.
La empresa Cóndor ha explicado que la contratación de los modelos se encarga la organización del 080, que contacta directamente con la agencia de modelos. Vieron la posibilidad de contratar a esta modelo rusa y así lo solicitaron a la organización.
Roser Ramos, directora general de Cóndor, ha mostrado su sorpresa por todo el revuelo. "No pasa nada. Cuando un niño viene de fuera los trámites son más complicados. Pero quiero recordar que hoy han desfilado 22 niños, ha sido una fiesta y todos son los niños más guapos del mundo". Ramos ha subrayado que el desfile "no es más que un juego que dura 10 minutos" y que su empresa tiene sus propias normas para "tratar a los niños como niños".
Pero no todos lo ven igual. La pedagoga Victòria Gòmez, vicepresidenta del Colegio de Pedagogos de Cataluña, considera que el trabajo de un niño es jugar, aprender y disfrutar, y no parece que esta niña lleve una vida así. Por las imágenes que su madre, la exmodelo Glikeriya Pimenova, sube a su cuenta de Instagram se deduce que los posados son frecuentes en su vida. "No conozco el caso concreto, pero parece que haya un poco de explotación infantil", opina Gòmez, que defiende que una profesión no le parece lo más adecuado para un menor, aunque no ve ningún problema de que un niño desfile esporádicamente, algo que puede ser hasta lúdico y divertido, puntualiza. Aun así, defiende que habría que conocer a la niña y saber cómo es y cómo trata a los demás para determinar si sus padres están llevando este fenómeno de una forma adecuada.
Entre los riesgos que la pedagoga ve en el hecho de que lleve una vida más parecida a la de una profesional de la moda que a la de una niña de nueve años, Gòmez enumera el desarraigo, por el hecho de estar viajando continuamente; la presión de tener que cumplir un horario y condiciones estrictas; y el peligro de que se convierta en una niña tirana, inflexible y egocéntrica, cuando se habla tanto de su belleza. Además, se pregunta esta pedagoga, "¿Quién dice que es la más guapa del mundo? Todos los niños son los más guapos del mundo para sus madres".
Esto lo sabe bien María Vargas, directora de
la agencia de modelos infantiles Happy Kids, que es la primera en detectar cuando el empeño por ser modelos es más deseo de los padres que de los niños. "El problema son los padres muchas veces", cuenta. Según su experiencia, algunos apuntan a los niños a muchas agencias a la vez, de tal manera que los menores se pasan las semanas haciendo castings. Ella sería partidaria de la exclusividad, como pasa con los modelos adultos, que tienen contrato sólo con una agencia. Esta sobredosis, a su parecer, quema a los niños y sus oportunidades.
Hay cosas que no están delimitadas en este sector. En Nueva York lo sabían bien y hace poco más de un año estrenaron normativa, donde se deja claro que los menores no pueden trabajar dos veces seguidas sin haber descansado un mínimo de doce horas y no pueden alargarse más de la medianoche los días en que hay colegio. Aquí las sesiones de trabajo no pueden superar las cinco horas con una de descanso, cuenta Vargas. Para contratar a menores deben tener el DNI y se firma un contrato con la empresa que los requiere, que les tiene que dar de alta en la Seguridad Social para el día o días que se harán las sesiones. Normalmente por una sesión se puede cobrar entre 100 o 1.500, en función de la empresa que los contrata, y el caché de los niños es el mismo, con la excepción de estas pequeñas estrellas de la moda que han salido recientemente. Aun así, en muchos casos, las empresas pagan en especias, es decir, con lotes de ropa de la marca que se promociona.
Este no debe ser el caso de Kristina Pimenova, que ya ha desfilado para grandes firmas. Su cuenta oficial de Instagram, con más de 633.000 seguidores, es un buen registro de su actividad, y cuesta encontrarla entre montones de fakes y cuentas de fans. Está gestionada por su madre, porque la niña no sube nada a Internet, según puntualiza en el perfil. Hoy mismo ha colgado una foto en que se ve a Kristina sonriente junto a otras dos niñas en el 080 Barcelona Fashion. El colofón de esta cuenta lo pone el consejo final:Remember, beauty is inside (Recuerda, la belleza está en el interior).
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